Aunque ambos términos son de uso común en el ámbito de los negocios y muchas veces se utilizan como sinónimos, no lo son. Te contamos cuál es la diferencia entre estas dos palabras.
Lo principal es que un emprendedor es una persona que identifica una oportunidad de negocio y la pone en marcha para obtener rentabilidad. Una startup es un tipo de empresa emergente que busca crear un nuevo modelo de negocio y que está compuesta por un equipo colaboradores por lo general pequeño y altamente especializados.
Los emprendedores normalmente se enfocan en negocios ya probados y pueden estar en solitario o con socios. Por su parte, la startup se dedica a la innovación y el desarrollo de tecnologías. Es decir, está en una carrera apostando al futuro.
Aunque un emprendimiento esté dedicado a la tecnología, no necesariamente va a considerarse como una startup, si no cumple con las características antes mencionada.
¿Hay alguna diferencia en cuanto a inversión y rentabilidad?
Sí. El emprendedor tiene como objetivo rentabilizar a corto o mediano plazo. Por el contrario, la startup trabaja por desarrollar un negocio escalable. Lo que significa que al despegar e incrementar su producción o ventas no represente un aumento proporcional de sus gastos; pero ese no es un resultado tan inmediato.
Aunque hay muchas fuentes de financiación por parte de organismos gubernamentales y de empresas privadas, generalmente los emprendedores usan su capital para iniciar el negocio. Por su parte, las startup se enfocan en dar a conocer su idea para que sea atractiva a inversionistas y grandes empresas que deseen aportar capital para su desarrollo.
En lo que más se asemejan es que ambas apuestas implican riesgo, organización y trabajo duro.